Viajar es más que un desplazamiento físico. Viajar es mudar de piel, es vivir tu propia metamorfosis. Viajar es más que comprar un billete de avión y posar para la foto. Es deshacerte de tus prejuicios, dejarlos en casa. Es aceptar los cambios, es abrazar la soledad, es abrirse a una interacción más amistosa con el lugar, con su gente, disfrutarlos y aceptarlos así tengan costumbres muy distintas a las nuestras.
Observar el mundo con diferentes ojos suena bien en palabras pero a la hora de la verdad, es más difícil de lo que se piensa.
En Turquía conocí a una chica de Taiwan que viajaba con una lista ya preestablecida de lugares a conocer y comidas a probar, la verdad no le vi ningún problema, al fin y al cabo cada quien viaja como más le plazca. El problema fue unos días después, cuando caminábamos por uno de los pueblos de la región de Capadocia y fuimos invitadas a entrar a una mezquita y tomar té. A regañadientes aceptó la invitación y cada dos minutos miraba su reloj porque “tenía que ir a conocer otros lugares que tenía en su lista”. No todos los días te invitan a tomar té en una mezquita sin tener el velo cubriéndote el cabello, si ellos estaban haciendo una excepción a la regla, ¿Por qué ella no podía hacerlo? Al parecer yo era la única que lo veía de esta manera.
Encontrar lugares que no estén preestablecidos en los mapas no es tan difícil, pero depende de nosotros si nos abrimos ante el mundo para que las puertas de éste se abran ante nosotros. No tiene nada que ver con la demografía, ni la edad, ni los ingresos sino más bien con la actitud personal.
Cuando entendamos que viajar es más que hacer la maleta, ponerse vacunas y salir de la rutina, podremos entonces aprender a observar, modificar hábitos, enfrentarnos a nuevos temores, a nuevas culturas, nuevos sabores, nuevos idiomas y a cultivar una fascinación por gentes y lugares. El viaje en sí nos puede exigir adaptaciones a las que tal vez no estemos dispuestos a aceptar y sacrificios en concreto, los cuales no son para todo el mundo. A los amantes de las comodidades y enemigos de la incertidumbre, un largo viaje o el viajar como modo de vida, les puede parecer una locura, un acto irresponsable o tal vez un acto valiente.
En mi opinión, pienso que no deberíamos empezar un largo viaje solo por seguir la moda, sino tomarlo como un acto personal; que no solo sea una escapatoria de nuestra vida diaria sino también un descubrimiento de nuestra vida real.
Viajar requiere más que un desplazamiento físico. Requiere de un compromiso contigo mismo, que dejes tus preocupaciones, tus dudas, los prejuicios de un lugar, que todo lo dejes en casa. Que aprendas poco a poco a simplificar tu vida y en caso de que desees hacer cambios y mejorarla, que no sea en relación con los demás sino en relación contigo mismo.
Que tu experiencia de viajes no solo sea en lo que ves sino también en lo que optaste por dejar atrás y las nuevas perspectivas que estás obteniendo en el camino.
Por muy minimalista que vivas en tu casa, esa vida no tiene punto de comparación con la vida minimalista que el viaje exige. Sin embargo, se puede poner en práctica un proceso de simplificación; deja de comprar lo que no es necesario, empieza a prepararte mentalmente para la realidad del camino. Con el tiempo te darás cuenta que es posible vivir con mucho menos de lo que tenías en casa. Si quieres cambiar de piel, también tienes que aprender a vivir con lo que tienes, a no necesitar más de lo que verdaderamente es esencial. Hay personas que desconfían de lo que encontrarán en otros lugares y por eso deben llenar sus maletas, para apegarse a lo conocido.
El sentido de viajar no es evaluar lo correcto e incorrecto de cada lugar, para hacer eso, ni siquiera tenemos que salir de casa. El sentido de viajar es para comprender mejor el mundo en el que vivimos.
Viajar es mudar de piel.
Es entregarse al azar.
Es despeinarse el cabello.
Es entender lo incomprensible.
Lo ordinario muchas veces encierra algo extraordinario que mueve el corazón de un viajero y que le permite ver más allá del velo turístico.
Como último consejo, lleva un diario y escribe algo diariamente. No necesariamente tienes que mostrárselo a nadie, pero como resultado final verás un notable reflejo de tu crecimiento personal y tus experiencias durante el viaje.
7 comentarios
Es maravilloso tu articulo!1 yo ahora mismo estoy empezando a viajar y tienes mucha razón cuando dices que aprendemos a vivir con pocas cosas, y a damos cuenta que no necesitamos tantas cosas como creemos. Voy a implementar lo del diario, es un gran tip.
Muchas gracias por compartir tu experiencia Lina! Un abrazo enorme!!
Hermoso!!!!! ♡ creo que esto llego justo cuando lo necesitaba, gracias universo y lina 🙂 el reencontrandome con cosas simples, va despegando mi mente !
Saludos
Gracias a ti Vane por leernos. Me alegra que te haya sido útil 🙂 Un abrazo
Sin duda muy buena reflexión, fascinante creo que muchos ven al turismo o lo que este hecho significa muy corto de LO que realmente esto genera en tu vida, va mas allá y solo cuando se entiendas eso se darán la oportunidad de “CAMBIAR DE PIEL”
Sí, sin duda alguna viajando y abriendo tu mente a lo que el camino te brinde, logras vivir una metamorfosis. Gracias por tu comentario Beyerlin!
Me encantó Lina!
🙂
Gracias Valen! 🙂 🙂