He llorado, he llorado más de lo que me pude nunca imaginar llorar jamás por un país, he llorado y tengo los ojos hinchados de dolor y de vergüenza, tengo el alma negra. He llorado porque ayer una pequeña parte de mí recibió una puñalada profunda, y creo que se desangra, que ya no tiene remedio, que nada en este mundo tiene remedio.
Me dueles dentro Colombia, me dueles al demostrarme nuevamente que el miedo, el odio y el rencor pueden más que el amor y la esperanza.
Ayer volvía de fiesta en un país en paz, un país que llamo hoy mi hogar y me ha acogido de uno del que me fui huyendo de una guerra, ayer uno de mis “compatriotas” saltó de alegría, gritando, como si su equipo de futbol hubiese ganado un partido en el que él no tiene ni puta idea lo que se estaba jugando…. Ayer me temblaron las piernas y tuve que salir del local a consultar los resultados y sin poder evitarlo las lagrimas no dejaron de salir, lagrimas de incomprensión y de tristeza. Ayer más que nunca vi esos dos mundos, el colombiano que estudia un doctorado en Berlín, el que nunca ha enviado hijos, hermanos, primos, sobrinos a una guerra y que sin embargo ha decidido seguir perpetrando, peor aún, porque cada uno tiene sus motivos (aunque no los comprenda), celebrando el NO fin de la violencia…
Lloraba mientras me preguntaba ¿Cómo se puede celebrar algo así ?¿Quién puede dar saltos de alegría? ¿Quién tiene el alma tan vacía? En una guerra nunca se gana.
Y mientras él saltaba y continuaba con sus celebraciones mezquinas yo veía a mil por hora las caras en llanto de aquellos de los que todos nos hemos olvidado, los que han puesto la sangre en el tablero, los que lo darían todo, su vida si pudieran, por poder vivir en paz. Los que han mirado al horizonte cargando sus muertos, con perdón en sus ojos, con la ilusión de algún día no muy lejano poder vivir en un mundo mejor… y a los que, otra vez, se la hemos arrebatado.
Me dueles muy dentro Colombia, no porque crea que todo está perdido sino porque la avaricia y la mezquindad te han podido, porque me das vergüenza, porque me doy vergüenza, porque no podré mirar a la cara a toda esa gente que se levanta hoy llorando, porque muchos siguen sin comprender que el camino de la paz comienza con el perdón, con la esperanza y no con el miedo y la sed de venganza.
Me dueles muy dentro Colombia, por tu egoísmo, porque hoy he visto como esto es un cruel juego de cartas para algunos, un tema de orgullo, para que dentro de su comodidad de vida puedan sentirse satisfechos y saltar de felicidad mientras que otros se desangran en un asunto de vida o muerte.
Un comentario
Valen, ese día muchos teníamos esperanzas y sueños de cambiar de página. Ese día, cuando oí la noticia sobre la decisión de “todo un país”, iba en un taxi camino a ver Oscuro Animal, se me salieron un par de lagrimas de frustración, pero luego me volví un mar cuando me senté en la sala oscura a ver una película que retrataba los horrores de nuestra guerra sobre los cuerpos de las mujeres. Fue mucho dolor concentrado en un solo momento. Hoy, meses después de ver como se nos fue esa oportunidad de las manos, sigo guardando la esperanza de que sembremos el cambio, porque aunque muchos echaron para atrás, muchos también quisimos caminar para adelante.