Nuestra idea inicial era bajar por la ruta 3 hasta el sur, y luego subir por la ruta 40; la ruta de la cordillera. Hasta entonces, todo aquel al que le había explicado mi idea me tomaba por loca… ¿A dónde vas? ¡En la ruta 40 no hay nada! Apenas alguno me dio coraje para que intentáramos subir a dedo, con algo así como un “Bueno, prueben”. los comentarios del resto de los campistas no eran mucho mejores. Nos dio dolor de hígado cuando repasamos las otras opciones:
1- Volver a Rio Gallegos, subir por la 3 hasta Trelew -unos mil doscientos kilómetros- y girar hacia Esquel. Básicamente, cruzar el país de forma horizontal dos veces… ¡Algo totalmente absurdo! Sí, probablemente seria más fácil para hacer dedo -y lo dudo en el tramo de Calafate a Gallegos- pero tardaríamos más días en hacer el recorrido. Además no veríamos nada más que la pampa y la nada…
2- Pagar un bus de Calafate a Esquel. Precio: ¡760 pesos por persona!… ¡Una barbaridad! En el bus de los dos se nos iría el presupuesto de diez días… ¡Doloroso!
Mauri y Pia nos comentaron su opción. Ellos salían esa misma noche a la una de la mañana hasta Los Antiguos. No había billetes de bus para los próximos días -sale uno de cada dos días-. Pasamos por la estación de bus y por cuatrocientos cincuenta pesos cada uno teníamos un par de billetes. ¡Decidimos tomarlo! Así que esa misma noche empacamos nuestras cosas. Cenamos con una botella de vino -celebrando el poder tener una nevera- y salimos hacia la estación de bus con ellos.
Nos perdimos Puerto Natales. Nos perdimos el Chalten. No pudimos parar en todos los sitios que nos gustarían y tenemos la sensación de que eso seguirá pasando. ¡Una cierta nostalgia te invade! Subimos en el bus -dieciséis horas de camino-. Un extraño dolor de estomago decidió joderme el viaje. Pinchadas cada diez minutos y dos vomiteras, lo hicieron mucho más ameno de lo que pensé. (nótese la ironía..) Apenas comí nada por miedo a seguir devolviéndolo todo y tal y como muchos camioneros nos habían dicho comprobamos que por la ruta 40 no hay nada… ni un alma… ni un coche… ¡nada!
Después de quince horas y de que el autobusero parará a recoger algunas almas por el camino, llegamos a los Antiguos. De allí hicimos rápidamente los siete kilómetros que lo separan de Chile en dirección Chile Chico -en una combi-. Acampamos en un pequeño camping, en medio del pueblo, por tres mil pesos chilenos cada uno.
Se trataba de una parada técnica. Para seguir hacia el norte tendríamos que esperar al día siguiente -a las cuatro de la tarde-, para subirnos a una barcaza que cruza el enorme Lago General Carrera durante dos horas. Hay que hacer una fila interminable en la billetería, donde abren a la una y treinta de la tarde. Si tenéis un vehículo más os vale estar allí temprano, ya que el cupo para autos se llena de inmediato y muchas veces hay que apuntarse a la lista de espera. Si tenéis pensado viajar al día siguiente haced la fila un día antes y os aseguráis que salís de allí. El precio por pasajero es de dos mil pesos.
En esta parte de la carretera hemos tenido que tomar más transporte organizado ya que la ruta, aunque es transitada, nada tiene que ver con la ruta 3 y al ser tan al sur hay trozos que se encuentran incomunicados o son de ripio. La barcaza cruzó hasta Puerto Ibáñez donde tomamos un bus hasta Coyahique. Se aprovechan para cobrar por el pasaje del bus la tontería de cuatro mil pesos -el bus tarda un par de horas en llegar a su destino-, pues saben que no existe otra manera de salir de allí. No hay más barcos durante el día y no hay tránsito hacia el norte.
Un comentario
Yo hice desde Bariloche hasta el Calafate en un gol trenes en el año 2013 parando en perito Moreno y visitando la curva de las manos, volví por la ruta 3 hasta las grutas. Un viaje inolvidable.