La historia de los pescadores zancudo desaparecidos

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👋🏽 ¡Hola! Soy Valen

He llegaó desde muy lejos con mis trucos, mis complejos, una maleta llena de trastos y un cuaderno lleno de cuentos. 

Escribo mal y te hablo sobre viajar, emprender y vivir una vida un poco más simple y sostenible.

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Seguro que si estás planeando tu visita a Sri Lanka ya habrás visto una lista de “las cosas que hacer en Sri Lanka” más importantes y en una de ella habrás visto a los conocidos como “Los pescadores zancudo” ¿verdad?

Bien pues déjanos romperte el mito, los pescadores del palo, aquellos que sueles ver en las fotos, no existen.

¿Pero cómo no van a existir Valen, si salen en tooooodas las fotos?
Perdón, me faltó matizar. Existen, de hecho quedan muy pocos, pero aquellos que ves en tooooodas las fotos son en su mayoría posados para justamente eso, la foto.

Cuando vi la primera foto de los pescadores me obsesione un poco con ellos. Como pasamos muchas horas en el tuk tuk y Wikipedia es nuestra amiga número uno, comenzamos a investigar. Desde allí llegamos a lo que son los orígenes de esta particular técnica de pesca, única en la zona y el hecho que los hizo famosos. Cuánto más indagábamos, tanto en internet como por las calles, más nos dimos cuenta de que lo que sucede por las tardes cerca a las playas de Mirissa y Unawatuna no es más que un teatro.

Anton fue el primero en confirmarnos nuestras sospechas, el tercer pescador al que le preguntamos por los famosos pescadores zancudo, su respuesta no dejó duda alguna. Hoy en día aquellos que eran pescadores en la zona ganan más dinero posando para fotos que pescando, así que han hecho una variación en su negocio y ya no pescan. Ahora van a eso de las 1 a 3 de la tarde a la zona, se plantan en los palos con su caña de pescar y complacen a las hordas de turistas. Si pagas un poco más ¡incluso tu mismo puedes subirte al palo y posar para tu foto de Instagram perfecta! toda una ganga.

El problema es que nosotros queríamos ver a los pescadores de verdad y las fotos de Instagram, aunque nos den de comer, pues nos dan un poco igual la mayoría de las veces. Así que Anton, él mismo que nos confirmó que aquello era una farsa, también nos dijo que no nos desanimáramos, que aun existían, simplemente no eran multitudes y desde luego no estaban en Unawatuna o Mirissa.

Nos quedamos hablando con Anton y sus colegas un buen rato y después de un par de horas de risas conseguimos un par de localizaciones donde “probablemente” se presentarían. Eso sí, Anton y sus amigos nos dijeron que no estaban seguros y que por lo tanto no podíamos darlo por hecho. Nos dio igual, teníamos una pista y pensábamos seguirla. De hecho teníamos dos pistas, Anton también nos dijo que todo buen pescador sale a primera hora de la mañana con los primeros rayos de sol o a última hora del día y nuevamente, mientras se reía, nos decía “for sure not at 3 pm when the sun is still so high” y nos animo a intentarlo durante la mañana ya que el creía que las posibilidades serían mucho más altas.

 

A la caza de los pescadores que no existen

Siguiendo las instrucciones de Anton y la banda salimos del hostel en Mirissa a eso de las 4 de la mañana, sí señores, las 4 de la mañana. Nos montamos en Mojito y nos prometimos ambos que si no los veíamos pues no pasaba nada, pero que al menos íbamos a intentarlo. Hicimos unos cuantos kilómetros y nos plantamos en la playa esperando que la magia sucediera.

Como somos gente previsora nos empacamos un par de panecillos de leche que habíamos comprado el día anterior y un par de tetrapaks de leche con chocolate para amenizar la espera.

Pasaron 30 minutos y no parecía haber una sola alma por la zona, comenzamos nuestro desayuno y en cierta manera nos esperarnos lo peor, los pescadores ya no existían… Decidimos esperar, al fin y al cabo ¿cuantas son las veces que tenemos la voluntad de levantarnos para ver el amanecer? volvimos a recordarnos que esto no era algo asegurado y que si fallábamos intentaríamos volver a investigar para dar con una segunda localización.

Pasaron otros 30 minutos y los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar el paisaje, la verdad es que ya solo por eso había valido la pena. Era precioso y estábamos en un lugar bastante local, los primeros caminantes comenzaron a cruzarse con nuestro tuk tuk aparcado y nos plantemos por primera vez darnos por vencidos.

Justo cuando estábamos divagando sobre si irnos o no vimos un par de figuras a lo lejos dirigiéndose al mar. Le di un par de toquecitos en la espalda a Jesper que estaba ya casi arrancando el tuk tuk y le dije: “Espera, son esos!” sin estar muy segura de lo que decía. Nos volvimos a bajar, nos plantamos nuevamente en las rocas y esperamos para ver que sucedía y en efecto… Allí estaban. Los primeros dos pescadores habían hecho aparición en la escena y se dirigían a sus palos ya bien entrada el agua.

Eran solo dos, pero me emociono a tal punto que casi me caen las lagrimas, la investigación, la madrugada, los kilómetros… Nada había sido en vano. Poco a poco conforme el sol seguía subiendo comenzaron a salir algunos otros pocos a escena y en menos de 15 minutos ya había 5 pescadores rellenando sus bolsitas. Estábamos lejos, no queríamos molestar, no queríamos que se sintieran como en un circo y desde luego no queríamos joderles la mañana, pero aún de lejos el espectáculo fue precioso.

Cuando ya creímos haber visto suficiente (igual una hora después, vete a saber, ni me acuerdo) nos despedimos con las manos en alto y un par de ellos nos devolvió el saludo y nos instó a venir. Terminamos hablando con él un par de minutos y comprando un par de peces para el resto del día. El broche de oro para el amanecer más épico de Sri Lanka. Nos subimos en Mojito, volvimos al hostal y nos tiramos a dormir en la cama con nuestra misión cumplida.

Dónde están los pescadores zancudo reales

Pues veréis, hemos pensado sobre esto mucho tiempo, al tener un blog de viajes hay una GRAN cantidad de información que compartimos y que creemos que es de utilidad, pero somos también conscientes del daño que Instagram y medios como este han causado a algunos lugares y no queremos ser parte de eso, al menos queremos intentar no serlo.
Así que después de mucho darle vueltas al asunto decidimos que no vamos a desvelar la localización.

Viajar no es solo ir de un lado al otro tachando puntos en el mapa y no queremos que ese se convierta en un punto más en el mapa para tachar. Algunas veces las mejores cosas son aquellas que cuestan algún esfuerzo y ahora que ya sabes que los pescadores existen puedes decidir si hacerlo o no. No vamos a juzgarte, puedes hacer tu foto en Unawatuna y sentirte completamente realizado. Lo que si te pedimos es que pienses en ello, en la manera en la que el turismo cambia y altera las vidas de una población y puede hasta hacer una profesión desaparecer. Tiene que haber algo entre medio.

Si te tomas el trabajo de encontrarlos no los molestes y admirarlos y si quieres pagar hazlo por su producto que es magnifico. Igual si el turismo sigue azotando la zona puede que seas de los últimos.

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