Pakistán en moto: Parque nacional Deosai, tierra de gigantes.

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He llegaó desde muy lejos con mis trucos, mis complejos, una maleta llena de trastos y un cuaderno lleno de cuentos. 

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Dejamos Astore y antes de seguir nuestro camino hicimos una pequeña parada en Gorikot, donde en menos de 5 minutos se congregaron 20 personas en la tienda en la que Jesper compraba galletas y bebida para las próximas horas. Llenamos el tanque de gas y seguimos nuestro camino esperando que el paso de montaña estuviese realmente abierto como anunciaban los pronósticos en los grupos de motociclistas de la zona.

Parada en Gorikot y foto con todos los curiosos

Lamentablemente no hay transporte público que cruce el parque, y si no cuentas con tus propias ruedas la única manera es hacerlo contratando un Jeep a precios exorbitantes, unas 12000 rupias (si tienes el presupuesto hazlo, merece MUCHO la pena)

El parque nacional Deosai estaba en nuestros planes casi desde el inicio, pero cuando nos enteramos de que la carretera se encontraba cerrada la mayor parte del año pensamos que no tendríamos la suerte de recorrerlo, al darnos cuenta de que el paso de montaña acababa de abrir para motos y 4×4 decidimos intentarlo.

Entrando a Deosai

Deosai es la segunda planicie más alta del mundo, solo después del Salar de Uyuni, se encuentra a 4100 metros de altura y durante 8-9 meses está totalmente cubierto de nieve siendo solo es accesible durante los meses de verano, en los que la superficie florece tornando su suelo verde en colores deslumbrantes. Es además la casa de una buena población de osos Himalayas, uno de los pocos santuarios que aún existen para esta especie.

Nuestra Bestia nos llevó si mucho problema hasta la entrada del parque, y fuimos aconsejados realizar el camino en esa dirección (Astore-Skardu)  ya que la subida en dirección contraria es mucho más pronunciada, una vez allí comenzó a notarse el frío y nuestras preocupaciones a aumentar. Si bien contábamos con equipo de acampada no estábamos preparados para hacer noche menos de 7 grados y allí parecía reducirse hasta -5 grados.

Deosai Park Map

Durante el camino nos hicimos expertos en cruzar riachuelos que bajaban de la nieve congelada en la carretera, tan expertos que en uno de ellos la mochila se tumbó hacía el ldo derecho y terminó tocando el agua creando pánico en la cara de ambos, por suerte no llegó a caerse del todo y el protector de lluvia hizo su labor, al menos lo suficiente para aislar ambos portátiles del desastre.

Llegamos a la zona de registro y pagamos las 800 rupias por persona que reclama la entrada a extranjero mientras indagábamos sobre la situación de los dos campings dentro del parque. Al haber abierto el paso hace penas 2 días era posible que ninguno de los dos hubiese sido iniciado y llegáramos a una zona completamente desierta al igual que nos sucedió en Rakaposhi. Los guardias nos aseguraron que había alguien en la zona y que los equipos ya habían comenzado a instalarse así que decidimos seguir y esperar lo mejor.

El camino dentro del parque, aunque llano, se convirtió en un suplicio, cuando no era barro eran piedras y avanzar a más de 10-20 km por hora era casi imposible. Jesper tenía los brazos entumecidos y aún teníamos una gran parte del camino por delante. Nuestra intención era llegar hasta Barapani, el camping más avanzado de Deosai, también el más alto a más de 4200 metro de altitud.

Pasaron las horas volando entre nuestros intentos de avanzar más rápido, un par de Jeeps nos cruzaron en dirección contraria y ni una sola alma de avistaba por el camino. A lo lejos se veían campamentos de nómadas con ganado que suben las reses para pastar en la zona durante los meses de verano y plantan su “vivienda” hasta que la nieve los empuja de nuevo más abajo.

El paisaje es espectacular, de eso no hay duda alguna, a lo largo de la casi existente “carretera” nos acompañaban las decenas de marmotas doradas que cruzaban los campos y el frío seguía avanzando. Se hacía cada vez más complicado con la ropa mojada de los cruces de varios ríos de deshielo por el camino, nuestra preocupación incrementaba al ver que también lo hacía el sol y en pocas horas nos quedaríamos sin luz.

Finalmente llegamos a Barapani sobre las 7 de la tarde y un pequeño grupo de “habitantes” nos dio la bienvenida. El campamento aún no estaba en pie, pero ya habían comenzado los trabajos, las carpas comunes de la cocina y las propias de los trabajadores ya estaban levantadas, nos invitaron a un te en la carpa de cocina donde reímos un buen rato y nos aliviaron al ofrecernos sacos de dormir extra para paliar el frío que se venía encima.

Preparamos la tienda de campaña antes de que fuera aún más tarde y preparamos la comida, habíamos llevado algo de pasta rápida, pan y un poco de bebida, comimos a la luz de la linterna y después de otra pequeña charla, totalmente agotados, nos fuimos a dormir.

Dormimos con toda nuestra ropa térmica encima, nuestro saco de dormir y dos más que nos prestaron los chicos del campamento, si sacaba un pedacito de la pierna fuera del bulto el frío atacaba de inmediato. Conseguimos mantener la temperatura y conciliar el sueño y a eso de las 3 de la mañana me desperté con la vejiga llena. Intenté controlarlo unos 10 minutos, solo pensando en lo poco que me apetecía salir a la oscuridad total y destapar el culo. No pude, salí de las mantas y me preocupé por hacerlo lo más rápido posible.

Me encontraba de cuclillas, con un frío impresionante en pleno Junio y mirando al suelo cuando de golpe levante la mirada y se me desencajó la mandíbula, no he visto tantas estrellas juntas en toda mi vida. El frío y el sueño me impidió disfrutarlo como habría debido, pero durante el minuto que puse mis ojos en el cielo me sentí en el espacio exterior observando delante de mi todo el universo. No tengo una foto, porque ni la cámara tenía batería y porque algunas veces, la vida son las cosas que guardamos en la retina y ese cielo, ese cielo quedará grabada en la mía para toda la vida.  Me apresuré a meterme en la tienda de nuevo y cerré los ojos.  Mañana nos esteraba otro largo día.

Información extra sobre el parque nacional Deosai:

Los pasos de montaña que cruzan el parque Deosai solo están abiertos de Junio a Septiembre (un poco más, un poco menos) es importante siempre estar al día del estado de los pasos de montaña antes de realizar el cruce

Existen dos zonas de acampada donde también se puede comprar comida, pero hasta donde tenemos entendido es necesario llevar tienda de campaña

El mejor mes para visitarlo es Agosto, donde las planicies se cubren de flores de colores y mariposas, debe de ser alucinante, nosotros no tuvimos esa suerte, pero aún así es impresionante, por lo que no dejéis que eso os eche atrás.

El camino es duro y largo, id preparados.

Hace frío, da igual la época del año, en Junio estábamos de noche a -5 grados.

Si tienes información adicional o alguna pregunta, no dudes en dejarla en el sistema de comentarios.

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