Esa noche acampamos en los Dos Pinos, un camping/hostal totalmente recomendable. Los baños más limpios que hemos pisado hasta ahora, una cocina enorme con frigorífico y un salón común con wi-fi; todo por treinta pesos por persona. No encontramos nada que batiera ese precio en la zona.
Allí conocimos varia gente pintoresca: una pareja haciendo una ruta de un año en bicicleta; Steffan, un alemán recorriendo el mundo en otra bicicleta, con cuarenta y cinco kilos encima -y Europa, Asia y África en las piernas- y una pareja de chilenos, Mauri y Pia, quienes nos dieron buenos consejos e ideas para los siguientes días.
Al día siguiente partimos al glaciar. Teníamos mucha curiosidad. Seguimos con nuestro método de movimiento. Salimos de la ciudad caminando y siguiendo las indicaciones de la gente y nos encontramos otra pareja haciendo dedo. No voy a mentir, no parecían demasiado amigables… Avanzamos unos trescientos metros más que ellos y nos sentamos en el camino. Ellos mismos nos dijeron que llevaban dos días intentándolo y que, al parecer, conseguir un viaje al Perito iba a ser complicado. He de admitir que el dato me desanimó un poco, no disponíamos de otra manera para llegar. El boleto de bus costaba 150 pesos más el costo de la entrada. No podíamos permitirnos ese gasto. Así que decidimos que lo intentaríamos ese día y que quizá volveríamos mañana.
Pasaron diez minutos y un Peugeot lleno apareció. Apenas había espacio para los dos. Nos preguntaron si íbamos al glaciar y nos invitaron a subir al coche. Hay unos noventa kilómetros hasta el parque. Allí mismo te piden el dinero de acceso -si eres local entras casi gratis-. Tuvieron la amabilidad de dejarnos arriba del todo, donde las pasarelas comienzan. Allí nos encontramos con la majestuosidad que solo puede ser vista por los ojos. Ninguna fotografía, video o historia te hará imaginarte lo que vas a ver: un tremendísimo bloque de hielo que resuena en el aire y que puedes estar admirando durante horas y horas…
El Perito Moreno ha sido algo increíble. Algo que merece la pena ver una vez en la vida. Sentarse al lado de un bordillo, callarse y admirarlo. Algunas veces se desprenden pequeños trozos de hielo que retumban hasta nosotros. Se te pierde la mente al ver algo de tal magnitud. No pasa nada y a la vez pasa todo, es hipnótico.
Allí pasamos unas tres horas. Hicimos todo el camino de vuelta al parking andando. Primero intente preguntar a algunos conductores… sin mucho éxito. Decidimos simplemente sentarnos, levantar la mano y esperar con una sonrisa. Al ratito funcionó y otra familia nos invitó al coche. Nos quedamos dormidos -al menos yo me dormí como una roca-. Me sentí menos culpable por que no se trataba de un camión. Pero igual, uno nunca sabe lo mal que se lo puedan tomar. No dijeron nada. Nos despedimos en la avenida principal de Calafate donde, a las pocas horas, tomamos una drástica decisión.
Precios para entrar al Parque nacional de los glaciares / Perito Moreno
Entrada General: AR$ 260,00
Precios reducidos (presentando documentación)
Residentes en Países del Mercosur: AR$200,00
Residentes Nacionales AR$ 160,00
Residentes Provinciales: AR$ 30,00
Estudiantes Universitarios Argentinos: AR$ 30,00
Gratuito (presentando documentación)
Menores de 16 años, residentes locales, jubilados / pensionados, personas con discapacidad y acompañante.