Dejamos Isfahán después de 4 días para volver a la naturaleza y a lo lejano antes de nuestra última vuelta a Teherán para recoger nuestra visa para India. Nuestro siguiente destino sería el pequeño pueblo rojo de Abyaneh, localizado a medio camino entre Kashan e Isfahán (más un desvío), al norte del monte Karkas.
Se sabe con certeza que Abyaneh éxiste desde hace al menos 2500 años lo que hace de sus callejuelas un museo viviente perfecto para conocer un poco más de la historia del país. De hecho, el edificio más antiguo del pueblo, el templo zoroastriano del fuego, fue construido en el periodo de 500 al 330 A.C.
Abyaneh tiene una magia inexplicable, probablemente culpa de sus alrededores y del color particularmente rojo del adobe de sus casas y montañas. Justo en frente del pueblo es posible visitar las ruinas del enorme fuerte de Palahamoona, construido hace más de 200 años y un lugar ideal para tener una panorámica del pueblo sin ser molestado.
Llegamos a Abyaneh a dedo ya que en ese momento no encontramos la manera humana de hacerlo con transporte público (abajo os explicamos vuestras opciones). La primera parte del camino fue fácil, pero el tramo hacía el pueblo se complica ya que no se trata de un camino de paso, aquél que va a Abyaneh solo puede salir por el mismo camino, por lo que a menos de que un turista nos llevara no habría muchas más posibilidades.
Cuando ya estábamos perdiendo la esperanza un pequeño coche paró y nos bajo la ventanilla. Murtaza, un comerciante de coches de la zona del Balochistan Iraní, pasaba por la zona con un compañero de trabajo y se encontraban en su camino de vuelta a la capital. En cuanto nos preguntaron donde íbamos decidieron que nos llevarían al pueblo desviándose completamente de su ruta, algo que, creedme, intentamos evitar.
Murtaza comentó que sería una buena manera de ver algo más que carretera y que además le apetecía comer algo, por lo que pararíamos en el único restaurante-hotel del pueblo. Llegamos pasada una media hora después de cruzar la planicie de Natanz, un pueblo reconocido en la zona por la presencia de su centro nuclear. Tan pronto como te acercas por la carretera es posible ver los cañones apuntando al aire. Las señales que te piden no hacer fotografías de la zona se multiplican y el paisaje se torna desolador. Poco después de Natanz giramos a la izquierda y tomamos la última vía hasta Abyaneh.
Al llegar a Abyaneh Murtazá y su colega nos metieron en el restaurante y después de varios intentos de despedirnos eternamente agradecidos, nos pidieron que nos quedáramos a comer. No es que no disfrutáramos de su compañía, es que sabíamos que sería imposible que no pagaran y no queríamos ser un estorbo. Nuestros intentos, como de costumbre, fueron en vano.
Disfrutamos de una comida riquísima de dos platos como hacía mucho tiempo no nos dábamos el lujo y una vez terminamos se despidieron de nosotros, dieron la vuelta y siguieron su rumbo a Teherán. A los pocos minutos el cielo comenzó a volverse gris y una tormenta nos cayó encima, por suerte nos encontrábamos en la zona del parking donde una pequeña mezquita nos hizo de cobertizo hasta que la lluvia dejo de caer. Cuando estuvimos seguros tomamos las mochilas y salimos a recorrer sus callejuelas. La lluvia fue casi un regalo, el suelo brillaba mojado y los canales de agua bajaban llenos, el agua creaba un ambiente aún más espectacular.
Después de varias horas subiendo y bajando por sus laberintos decidimos visitar el fuerte y encontrar un lugar donde dormir. Resultó ser una de las desiciones más acertadas, montamos nuestra carpa a los pies de la fortaleza y disfrutamos de una de nuestras mejores noches en el país con una vista panorámica de Abyaneh bajo las estrellas.
¿Cómo llegar a Abyaneh?
Como comentábamos nosotros no encontramos la manera de hacerlo con transporte público por lo que esa opción, a menos de que alguien la haya encontrado y probado queda eliminada de la lista de opciones. (si lo has hecho no dudes en compartirlo en los comentarios)
Para aquellos que no estéis dispuestos a hacer dedo tenéis tres opciones restantes:
Combinación de bus y taxi
La manera más barata después del dedo es tomar un Bus a Natanz, por menos de 80.000 riales tendrás pasaje. Puedes tomarlo tanto desde Kashan como desde Isfahán. Una vez en Natanz no queda otra opción que hacer el resto del trayecto con taxi, lo normal es que cobren otros 80.000 para llegar hasta el pueblo (por coche).
Taxi
La mayoría de los viajeros extranjeros toma un taxi desde Kashan para llegar a la ciudad, en este caso estarás alquilando al taxi para todo el día ya que lo ideal es que te espere mientras exploras la zona y te lleve de vuelta a la ciudad. El precio del taxi suele ser de unos 30€. Para evitar malentendidos asegúrate de hacerle saber al conductor tus intenciones sobre más o menos cuanto tiempo piensas estar en Abyaneh ya que escuchamos muchos casos gente quejándose de sus conductores haciendo presión para volver en menos de una hora.
Tour
La otra opción es contratar un tour en grupo desde cualquiera de las ciudades mencionadas, sobre esto no tenemos información de primera mano pero conocimos a algunos turistas que lo hicieron. Por lo que nos comentaron el precio por coche es de unos 45-50€ saliendo de Kashan (que incluye uno de los jardines).
Es importante tener en cuenta que una vez te acercas al pueblo tendrás que pasar un peaje donde se compra una entrada para acceder a la localidad. En su momento (2017) la entrada nos costó 50.000 riales por persona. Con la entrada te dan un pequeño panfleto con información adicional que viene muy bien a la hora de darte un paseito por sus calles.
¿Dónde dormir en Abyaneh?
La mayoría de los turistas que visitan el pueblo, tanto locales como internacionales, lo hacen en un viaje en un día tanto desde Kashan como desde Isfahán (o incluso desde Teherán). Nosotros no queríamos hacer las cosas corriendo por lo que decidimos dormir al menos una noche en la zona. En el fuerte es posible acampar sin problema y para aquellos que quieran dormir en el pueblo disponen de un par de hoteles en la zona. Desconocemos los precios.