Nos fuimos de San Cipriano al día siguiente, esta vez no tuvimos que pelearnos con el conductor, el precio ya había sido acordado. Una vez en Córdoba intentamos hacer dedo en la carretera… Sin mucho éxito hay que decirlo. Teníamos pensado irnos en las pequeñas pick-ups de pueblo en pueblo pero antes de tener que hacerlo un bus camino a Buga se cruzo por nuestro camino. Estábamos agotados, el día anterior había sido entre una aventura extraordinaria y una pesadilla y ambos caímos dormidos.
¿Cómo llegar a Salento?
San Cipriano – Córdoba = 4.000 por persona
Cordoba – Buga = 7.000 por persona
Buga – Andalucía = 7.000 por persona
Andalucía – La paila = 2.500 por persona
La Paila – Armenia = 6.000 por persona
Armenia – Salento = 3.600 por persona
Después de unas 3 horas de viaje llegamos a Buga con la pregunta de siempre, ¿seguir o parar? Queríamos ver algunas cosas allí pero todas se encontraban a las afueras de la ciudad y la ciudad como tal no era más que otra ciudad cualquiera. Tomamos la decisión de seguirnos moviendo. Salimos de la estación de bus para intentar encontrar o un levante o un bus más barato, comenzó a llover… Conseguimos un bus que nos llevaría a Andalucía donde llegamos ya al anochecer.
Después de rebuscar en el pequeño pueblo por un lugar donde dormir encontramos un hotelito en el que, como siempre, después de negociar, conseguimos una habitación casi sin ventilación por 16.000 pesos. Salimos bajo la lluvia, todo estaba cerrado, por suerte encontramos puestitos de arepas con miel y chorizo, volvimos al hostal con la barriga llena…El televisor nos hizo la noche más amena bajo la lluvia.
Esta vez teníamos un problema, no sabíamos a donde nos dirigíamos. Teníamos gente esperándonos en varios lugares, Armenia o Pereira, pero no nos veíamos con ánimos de una ciudad grande. Lo pensamos mil veces, le dimos mil vueltas al mapa y nos dimos cuenta de que fuese el destino que fuese aun nos quedaba medio día más viajando.
A la mañana siguiente tomamos un bus local dirección a La Paila repleto de gente, de allí tomamos otro a Armenia y finalmente después de esperar una hora mientras la champions sonaba en el televisor de la estación tomamos una buseta que nos llevaría a Salento. Desde que entramos en Colombia que no paraba de llover, no iba a ser ese día la excepción.